
Por Julio César Guanche
En el reciente concierto de Yomil, en Pinar del Río, hubo varias broncas. Una mujer, al menos, que perdió una chancleta en la estampida, ofreció 300 pesos de recompensa a quien se la recuperara. La chancleta reclamada es marca “Tony”, una versión pirata —pobre, barata, plebeya—, de Tommy Hilfiger.
La catarata de memes burlones sobre la chancleta no se hizo esperar.
Desde hace mucho “chancleteo” es término despreciativo, mayormente empleado para mujeres. En el XIX, “chancleta” ya identificaba despectivamente a la niña recién nacida, tras conocerse que era hembra: “Mengana tuvo una chancleta.” Mayormente, si era negra.
Chancleteo es desinencia de chancletear. Ambos están asociados a la “vulgaridad”, a la mala educación, a la gritería, al no saber estar. En otras palabras, se asocia mayoritariamente a clases “bajas” y racializadas.
Chancleteo es una versión cubana de la “parresía”, esa forma de discurso que, según error histórico…
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