
Cuba, Marianao, primavera
… me gritaba, trataba de que yo hiciera algo pero no sabía decirme qué. Casi me tocaba, algo que su esquizofrenia le había vetado siempre (intenté ayudarlo una vez a cruzar la calle y se negó de plano a que le tocara, otra vez traté de que no se le cayera una taza de café que le compré y se alejó de mí para que ni lo rozara)
Luego de intentar decirme que hiciera no sé qué, que mirara no sé qué, que dijera no sé qué, se alejó, descorazonado, murmurando algo en su eterno delirio.
Entonces, por pura casualidad, miré al cielo y vi qué intentaba enseñarme: por el este brotaba un enorme arcoiris, el día lluvioso, nublado y frío estaba pariendo colores que el pobre loco quiso compartir conmigo.
Pero ya estaba lejos, cruzando la Avenida 41, no tenía tiempo de ir a agradecerle, mi…
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