El evento contó con las palabras del poeta cubano Nelsón Simón (Pinar del Río, 1965), dos veces ganador del Premio Nacional de Poesía “Nicolás Guillén” y, de su antologador, Luis Carlos Mussó Mujica (Ecuador 1970), poeta, narrador, crítico, profesor universitario y periodista.
En su discurso, Simón confesó su inicial reticencia a presentar una antología de temática gay. No desea ser encasillado por el triunfo de A la sombra de los muchachos en flor (2002), pues también es un exitoso editor del sello Cauce y autor de libros para niños ―Finas hebras (Ediciones Almargen, 2012) recibió el Premio de la Crítica Literaria. Experimentó, a medida que leía el ejemplar que le habían remitido, una tensión entre la resistencia a jugar de acuerdo a una etiqueta y su compromiso con la visibilisación de la literatura homoerótica.
Desde su punto de vista, este es un libro que reúne orquídeas y nitroglicerina, poesía de disidencia sexual, de rebelión. Su presentación, además, refleja la evolución de la política sexual del Estado cubano, señaló. No carece de simbolismo que un libro como este sea presentado en el pabellón de la cultura invitada a la Feria Internacional del Libro. Confiar la tarea a un poeta que ha hecho de su homosexualidad tema explícito de la poesía, demuestra que Cuba ha cambiado, que ya no es la isla socialista y homofóbica que rompió el corazón de David Ledesma Vásquez en 1961.
En un contexto más amplio, recordó Nelson Simón que el movimiento LGBT mundial, en la medida que complejiza sus reflexiones y hace más abarcadoras sus demandas políticas, se pregunta a menudo si hay una cultura LGBT, con su literatura, su historia, su economía, su esencia. Acaso La astillada sombra de Sodoma sea un testimonio de su existencia en Ecuador. De todos modos, más allá de las lecturas reivindicativas ―para Ecuador, Cuba, los movimientos sociales―, este es un libro cuya lectura se disfruta.
Concluyó con una dedicatoria: «La astillada sombra de Sodoma en Cuba es para Lorca, Piñera, Ledesma, muchos otros poetas que resistieron, o no, la persecución social, pero fueron consecuentes con la poesía».
La intervención de Luis Carlos Mussó Mujica, unió el relato sobre el proceso de creación de la antología y la reflexión sobre la posibilidad de existencia de una cultura LGBT.
La ruta del libro comenzó cuando el Ministerio de Cultura y Patrimonio lanzó una convocatoria para realizar la antología Cuerpo adentro. Historias desde el clóset, de relatos homoeróticos. Musso preguntó al Ministro por qué no se incluía la lírica en este apoyo, el funcionario reconoció su error y dio luz verde a La astillada sombra de Sodoma. Después vino la parte de quiénes participarían.
En Ecuador, explicó, en el tema de la sexualidad aún se oscila entre el desparpajo y la vergüenza. Por temor a la vergüenza hubo quien primero dijo que sí y luego se negó. No lo dijo, pero esta reportera deduce que, gracias al desparpajo se incluyó entonces a Cristobal Zapata, de quien afirmó Mussó Mujica que no es homosexual, pero cuya voz reconfigura, reta todo el tiempo el canon heteronormativo.
Considera que este es un libro necesario. Una propuesta ―¿una idea, un sueño, un poema?― se queda en el aire si no llega a través de los ojos del otro a convertirse en semilla, para incidir en el cambio. Estos son tiempos de asumir roles, para que finalmente ninguna persona sea considerada por debajo de las otras. La poesía está para decir, decir también eso.
Para él, el aurea de misterio que rodea a la poesía tiene que ver con que nos obliga a enfrentarnos a nosotros mismos. Por eso el misterio: cada cual se asoma al abismo y ve algo singular, único y poderoso. Por eso la conmoción que deja todo buen poema, agrego yo.
Luego retomó el hilo reflexivo de Nelson Simón: ¿Existe, o no, un canon literario LGBT? ¿Vale la pena buscarlo? Esas preguntas desbordaban el tema que nos reunía y el tiempo disponible, por lo que se limitó a reconocer su pertinencia. Y agregó un elemento para la construcción del marco referencial que implica tratar de responder: el hecho es que hemos vivido en el canon heterosexual, y enfrentarlo es una lucha ardua, imprescindible.
Dentro de ese contexto, La astillada sombra de Sodoma trata de reconfigurar una geografía simbólica invisible hasta ahora en Ecuador, y en el resto del mundo. Tiene solo cinco autores porque el objetivo era dar una muestra amplia de cada estilo, de modo que las diferencias formales permitan reconocer la diversidad de posibles abordajes.
Explicó que no hay mujeres en este libro, precisamente porque la producción de lírica lésbica ha sido muy esporádica. Pero confía en que, tal y como avanza la sociedad ecuatoriana, para 2020, acaso, sea posible hacer un libro de ese tipo.
Varios de estos poetas están entre las voces más importantes de la poesía del Ecuador, aclaró Mussó Mujica, para despejar las dudas sobre la posibilidad de que el criterio “militante” opacara la calidad literaria. Insistió en que se trata de poetas importantes del Ecuador, sin etiquetas, incontestables para la crítica, por encima de los prejuicios.
En ese sentido este libro ―tanto el proceso de creación como su circulación―, es una alegría, una prueba del cambio que viven nuestras sociedades.
La astillada sombra de Sodoma contiene poemas de:
Francisco Granizo Ribadeneira (Quito, 1925-2009). Diplomático, profesor universitario y editorialista. Formó parte del grupo Presencia en los años cincuenta. Entre sus libros: Por el breve polvo (1948), 19 poemas (1954), La piedra (1958), Nada más el verbo (1969), Muerte y caza de la madre (1977), La piscina (2002) y Poesía junta (2005).
David Ledesma Vásquez (Guayaquil, 1934-1961). Poeta y periodista. Tal vez una de las voces más sólidas y estremecedoras de la lírica ecuatoriana de estos últimos cincuenta años. Dejó una obra lírica de altas calidades e inconfundible acento. Fundó el grupo poético «Club 7». Dejó honda huella por su personalidad y compromiso político. Entre sus libros: Cristal (1953), Gris (1958), Cuaderno de Orfeo (1962), Antología personal (1962); La risa del ahorcado o La corbata amarilla, Poemas para Guatemala, Elegías, Teoría de la llama (estos últimos inéditos) y, Cuba en el corazón, inédito e inconcluso.
Roy Sigüenza (Portovelo, 1958) Poeta y cronista. Entre sus libros: Cabeza quemada (1990); Tabla de mareas (1998), Ocúpate de la noche (2000), La hierba del cielo (2002), Cuerpo ciego (2005) y Abrazadero y otros lugares (2006). También ha publicado las colecciones de crónicas ¿Y vieron bailar el charlestón a la “Chiva” Marina? (1991) y Portovelenses S.A. (1999).
Cristóbal Zapata (Cuenca, 1968). Poeta, crítico literario y de arte. Sus artículos sobre arte contemporáneo y literatura han aparecido en importantes revistas de Ecuador. “La fuerza de los textos de Zapata ―apunta el escritor Rubén Darío Buitrón― se basa en el acercamiento y la exploración de la esencia del cuerpo humano, de la sensualidad de los paisajes, de la sutil física de la irrepetible cotidianidad”. Entre sus libros: Corona de cuerpos (Cuenca, 1992), Te perderá la carne (Cuenca, 1999), Baja noche (Quito, 2000).
Franklin Ordóñez Luna (Ecuador, 1973). Licenciado en Ciencias Sociales Políticas y Económicas y en Lengua y Literatura. Trabajos poéticos suyos han sido publicados en revistas de España, México, EEUU y Argentina. Se dedica a la docencia y el periodismo. Entre sus libros: Mapa de sal (2001), A la sombra del corsario (2004), A cambio de monedas o palabras (2007).
Tomado de Web de la Feria Internacional del Libro