La mañana empezó bien: desperté temprano, me bañé y salí a la calle.
La mañana se arregló.
La presentación fue un éxito, como esta es una conferencia temática de Digitalización y Feminismo, nadie preguntó idioteces sobre Cuba, Fidel y Yoanis Sánchez. Todo fue acerca de cómo salvar la memoria, qué recursos usamos en Cuba, cómo se inserta esto en el contexto global, etc.
Luego hubo una Conferencia Magistral de Wendy Hui Kyong Chun (primero crees que una chinita común, una extra de película de RPCh, vaya, que no impresiona mucho hasta que abre la boca).
Bárbaro el tema: la participación a través de internet y la difuminación de la frontera entre lo público y lo privado, cómo los sesgos culturales influyen en la recopilación de datos y los operativos de vigilancia electrónica. Explico: Wendy Hui Kyong Chun es profesora y Jefa de Departamento de Cultura Moderna y Medios en la Universidad de Bronw y Profesora visitante en Leuphana University (Luneburg, Alemania). Ha trabajado en Harvard y Princenton. Tiene dos libros publicados y su investigación actual se llama «Redes Imaginarias».
Después del almuerzo hubo otro panel y luego la presentación de posters.
A eso de las 6 40 me fui con otras compañeras para el famoso banquete de 55 CAD.
El salmón ahumado estaba genial, el problema es que la guarnición eran: espárragos -puaj-, unas zanahorias tan flacas como nunca las vi en Cuba y ¡boniatos! Esto dio pie a una amena charla sobre las diferencias culturales en la cocina.
Bueno, después de eso dimos un poco más de chucho. Básicamente de lo difícil que es que los alumnos universitarios de hoy lean y entiendan la literatura victoriana -Jane Eyre y similares historias de románticos que nunca se quitan la ropa.
Entonces llegó el postre: helado, fresas, cremita con forma de pajarito y… una galleta rectangular de bordes redondeados cubierta de chocolate ¡Africana! La que se armó cuando conté que el muy sofisticado postre es chuchería habitual en Cuba.
De alguna forma acabamos mirando historietas de Betty Boop en un dispositivo electrónico.
Compartimos el taxi de vuelta a nuestros hospedajes. El taxista resultó un migrante Sij muy orgulloso de su cultura.