La Habana, 15 de febrero – Es costumbre en la Feria Internacional del Libro de Cuba que la sala José Lezama Lima se dedique a la poesía. Esta tarde, uno de los momentos más interesantes fue la conferencia «La poesía escrita por mujeres en Venezuela. Una lectura personal», presentada por Celsa Acosta Seco.
Esta poeta y economista originaria de Coro (estado Falcón, Venezuela) presentó una semblanza de cuatro poetas venezolanas de inicios del siglo XX: Enriqueta Arvelo de Arriba (1886-1962), María Calcaño (1906-1956), Ida Gramcko (1924-1994) y Lydda Franco Farías (1943-2004). Celsa Acosta Seco aclaró que la mueve el silencio de la crítica tradicional, patriarcal, respecto a tan significativas obras. Por ello, esta presentación no pretende ser una antología de la poesía femenina venezolana del período 1930 a 1970, sino una lectura interesada desde la perspectiva de género. La conferencia alternó los comentarios críticos y la lectura de poesía.
La también directora del Nuevo Semanario llamó la atención sobre el recurso compartido de asumir la escritura desde la exclusión, y hacer del silencio editorial y el análisis de la intimidad sus mecanismos de defensa, para protegerse de la lógica hegemónica que condenaba sus inquietudes espirituales.
De acuerdo a la tesis expuesta estas mujeres poetas compartieron tres elementos: la vivencia de una modernidad paradójica, la construcción de una conciencia de género autónoma y el cuestionamiento de la sociedad. En ese sentido, la charla fue reveladora: estas cuatro mujeres compartieron la inquietud poética y recorrieron caminos similares. La poesía las hermana, aunque nunca se conocieran.
Enriqueta Arvelo de Arriba vino de una familia lírica, pues su padre y hermano eran poetas bien conocidos en la Venezuela de fines del XIX. En sus textos se reconoce el recurso de ocultación del sujeto como mecanismo de resistencia.
María Calcaño se casó con sólo 14 años y con 27 ya tenía 6 hijos. Optó por una temática de marcado erotismo subversivo en lugar de tratar inquietudes de su época, como los moldes estéticos o los temas sociales. Se la considera la primera poetisa venezolana que asumió la modernidad a través de la libertad y el goce de la expresión.
Ida Gramcko escribió poesía, ensayo, teatro, relatos y ejerció como periodista. Ganó su primer premio de poesía a los 13 años. En 1977 recibe el Premio Nacional de Literatura, aunque obtuvo antes los premios de poesía «José Rafael Pocaterra» (1961), y el Municipal (1962).
Lydda Franco Farías publicó su primer libro en 1965, Poemas circunstanciasles, pero no alcanzó la fama hasta finales del siglo XX. Recibió el premio Regional de Poesía en 1995.
El contenido subversivo de los textos de estas poetas no pasó desapercibido para sus contemporáneos, por lo que narró Celsa Acosta Seco. Por ejemplo, uno de los libros de María Calcaño fue quemado en la plaza central de su ciudad. Sin embargo, ocuparon cargos públicos, incluso en el servicio exterior de Venezuela.
El recurso del silencio y la trascendencia implicó que sus producciones apenas influyeran a la siguiente generación de poetas. No fue hasta la última década del siglo XX y el comienzo del XXI que sus textos fueron recuperados. Amplias antologías de Calcaño, Gramcko y Franco Farías fueron publicadas por Monte Ávila Editores, pero la producción de Enriqueta Arvelo de Arriba no está recogida en ningún libro.
Celsa Acosta Seco (Santa Ana de Coro, 1964) es poeta. Ha publicado los poemarios Otro Lugar (1992), Labio ebrio (1998) y Hendidura de agua (2004). Textos suyos han aparecido en revistas literarias como Imagen, Poesía, Babel y Carmín, entre otras. Fundadora del Centro Nacional de Investigación Acción Antiimperialista «Simón Bolívar».
Tomado de Web Feria 2013