La fresca arcada donde se fijó la sala Nuestra América fue espacio ideal para refugiarnos en el mediodía candente del séptimo día de la Feria Internacional del Libro para hablar despacio sobre el peligro. Todo fue a propósito del título Un continente bajo amenaza. El águila despliega sus alas, firmado por un colectivo de autores que encabeza Ana Esther Ceceña.
En este libro, el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica aporta su visión de la nueva situación de Latinoamérica a partir del acuerdo entre Estados Unidos y Colombia, por el cual el primero se posesiona con una capacidad bélica desproporcionada en el territorio de esa nación de América del Sur. Desde ese emplazamiento geoestratégico, el vecino del norte planea controlar el Canal de Panamá, las riquezas del Amazonas, el narcotráfico en su ruta sur-norte. Esa fuerza asentada dentro de nuestras fronteras implica, además, la mayor amenaza que hayan tenido los procesos democráticos de América Latina. Como valor agregado de análisis, se incorporan mapas para aclarar los movimientos y áreas de influencia, así como características de los aviones de guerra, y demás armamentos de última generación que mueve el imperio a estas bases.
Las palabras de presentación del Dr. Roberto Regalado, investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y Sobre Estados Unidos, señalaban, de modo oportuno, cómo el cambio de los paradigmas tecnológicos de la guerra no ha significado una mudanza en los mecanismos de control sobre nuestras naciones, sino un aumento del gasto militar y las ambiciones injerencistas del imperio.
En su intervención, Ana Esther Ceceña coincidió con su presentador sobre la continuidad esencial de las intensiones norteamericanas, con el agravante de que su desarrollo militar hace mucho más amplio el impacto de cualquier avance en sus planes expansionistas. El Caribe, recordó, es uno de los lugares clave para su estrategia de dominación. En los nuevos tiempos hay distintos tipos de intervención, no siempre militar, no siempre explícita, pues se disfraza de asesoría o contratos de colaboración internacional.
Al mismo tiempo, recordó la directora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, nuestros pueblos han sido combativos desde siempre. En los últimos momentos, además de rebeldes son proposititos e imaginativos y se esfuerzan en cuestionar la lógica del sistema capitalista: sus conceptos de desarrollo, consumo o sociedad, y eso es muy peligroso. Cuestionar el método capitalista es más peligroso que cualquier propuesta de izquierda que siga, de todos modos, las mismas reglas de la democracia que ellos propugnan.
En un giro que evocó a Guevara y sus advertencias sobre lo importante de renovar nuestra ideología tanto como nuestra economía, Ana Esther advirtió: «No podemos olvidar que el capitalismo es la guerra y hay que desmontarla, pero ¿podemos hacerlo con guerra, con las mismas armas del sistema? Hoy en día, con la estrategia de los “saltos de rana”, las bases militares en Colombia permiten el control de América Latina y África. Si no solo nos estamos jugando nuestro destino, ¿por qué no estamos juntos con quienes luchan en África y el Medio Oriente? ¿Qué torre de Babel nos separa si nuestros caminos son similares y nuestro enemigo el mismo? Para destruir el capitalismo es imperativo sacudirnos el pensamiento de la modernidad y construir otros mundos no capitalistas».
En el espacio de las intervenciones del público, el periodista Bassel Mousa (Al Hadaf, Palestina) coincidió con la llamada de atención sobre la igualdad de intereses entre Medio Oriente y América Latina. Se habla de que allá somos musulmanes, pero si se miran las imágenes de las protestas en Tunes y Egipto, en la calle protestan todos: musulmanes, cristianos, ateos. Solo protestan por la pobreza que alimentó la inmensa fortuna de los Mubarak.
Al comenzar la venta, y mientras las personas se arremolinaban alrededor de Ana Esther Ceceña para que firmara sus ejemplares, un tema persistía en las charlas de los corros: solo obtendremos la paz si luchamos cada día, porque así se le construye: sin pausa.